En el margen derecho del río Quípar se encuentran las ruinas de Begastri, en el denominado Cabecico de Roenas. Esta antigua ciudad romana y posteriormente visigoda tuvo gran importancia comercial, administrativa y religiosa, y fue sede episcopal entre los siglos VI y VIII. En la primera mitad del siglo VIII fue destruida por Abderramán I. En la actualidad se pueden ver restos de su basílica, de las calles y del altar dedicado a Júpiter.

Tras la destrucción de la ciudad, estas tierras fueron ocupadas por la tribu berberisca de los zeriritas, quienes construyeron una fortificación en el Cerro del Puntarrón y dieron a Cehegín su nombre actual.

En 1344 Alfonso XI hace donación perpetua de Caravaca, Cehegín y Bullas a la Orden de Santiago.

Cehegín permanece en posesión de la Orden hasta 1847, año en que pasa a manos del Estado con la Desamortización de Mendizábal. Durante estos siglos la ciudad alcanza su mayor esplendor, y se construyen la mayor parte de las iglesias, edificaciones civiles y casas solariegas. La explotación de canteras de mármol y yeso es la actividad económica con mayores expectativas. En cuanto a la agricultura, tan ligada a la economía de Cehegín, tiene en el albaricoque su fruto más cultivado.

La estructura económica del municipio se complementa con industrias de conservas, vinos y productos cárnicos. Las numerosas poblaciones que han pasado por Cehegín desde el Eneolítico, hacia el 2400 a.C., han dejado vestigios que se pueden contemplar todavía. Así, el Catálogo Arqueológico de Cehegín enumera más de sesenta yacimientos, entre los que destacan tres cuevas de Peña Rubia, monte próximo al área urbana, cuyas pinturas rupestres le han merecido ser incluidas en el Patrimonio de la Humanidad. Asimismo, destaca el yacimiento de la antigua ciudad romana y visigoda de Begastri, cuna del actual Cehegín. El Museo Arqueológico Municipal, ubicado en el antiguo Consistorio, ofrece abundantes restos encontrados en el término municipal.

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